Orando la Biblia

Orando La Biblia

Por: Donald S. Whitney

Adaptado por: Pastor Roberto Quiñones Cardona

 

I. El Problema

 

1. John Piper: “Si trato de orar por personas o circunstancias sin tener la Palabra frente a mí para que guíe mis oraciones, suceden varias cosas negativas. Lo primero es que tiendo a ser repetitivo… solo oro por las mismas cosas todo el tiempo. Otro aspecto negativo es que mi mente tiende a divagar”.

 

2. ¿Cómo está tu vida de oración? ¿Disfrutas el orar con Dios?

 

3. ¿Por qué la gente no ora más? ¿Por qué es común que el cristiano no ore más de cinco a diez minutos?

 

4. Muchos no oran más o no oran consistentemente no porque no desean hacerlo sino porque entienden que su oración es aburrida. Otros porque tienen una vida muy cargada y orar toma tiempo.

 

5. Y a veces nos preguntamos si somos cristianos o no. Claro está, la Biblia nos enseña que una característica de todo cristiano es que él ora a Dios. Esa fue la marca que identificó a Pablo de que era cristiano. A Ananías Dios le dijo ve donde Pablo porque he aquí él ora. Hechos 9:11 “Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora,” Una marca distintiva de los hijos de Dios es que ellos anhelan hablar con Dios, su Padre.

 

6. Si somos cristianos el Espíritu Santo mora en nosotros y éste nos impulsa a orar. Así que el problema realmente no es la oración ni la gracia del Espíritu que nos impulsa a orar sino el método que hemos estado usando.

 

7. Es importante en este momento distinguir entre el espíritu de oración y el don de la oración. ¿Cuál es la diferencia entre ambos? El espíritu de oración es el anhelo y el deseo que posee todo hijo de Dios de orar a su Padre. Todo creyente porque ha nacido de nuevo y posee el Espíritu Santo tiene ese espíritu. En cambio, el don de la oración es la habilidad que poseen ciertos cristianos al orar. Todos conocemos de hermanos que oran de una manera hermosa, profunda, especial. No todos los hermanos oran de la misma manera. Hay algunos que oran de tal manera que nosotros reconocemos que poseen el don de la oración. Este don es uno que todo creyente puede tener porque es uno que se adquiere cultivando nuestra vida de oración. El estudio que hemos comenzado nos debe ayudar a cultivar el don de la oración. A crecer en la manera en la cual oramos a Dios y con la misma edificaremos nuestras vidas y oraremos mejor para el bien de la iglesia.

 

            A. La Presencia del espíritu Fomenta la Oración

1. ¿Eres creyente? Si lo eres, entonces el Espíritu Santo mora en ti. Y si no habita en ti el Espíritu Santo ningún método avivará la oración en ti. Ningún inconverso tendrá un apetito prolongado por la oración ni ningún deseo de mantenerla por largo rato.

 

2. Porque el Espíritu Santo mora en nosotros es que El produce en nosotros un deseo de servirle, de leer su Palabra, tener comunión con El y su pueblo, estar cerca de Él. El Espíritu Santo no lleva a clamar a Dios: ¡Abba, Padre! Romanos 8:15. Todos los creyentes en quienes habita el Espíritu desean orar.

 

            B. Yo debo ser quien está mal

 

1. Pero, aunque hay ese deseo, nos encontramos con la presión de que cuando oramos, decimos que es aburrido. Y así perdemos el deseo de orar. Entonces orar por cinco o diez minutos nos parece una eternidad y nuestra mente divaga y perdemos la concentración.

 

2. ¿Cuál es el problema? No lo somos nosotros sino el método que seguimos.

 

3. El método que usa la mayoría de los cristianos es repetir las mismas cosas siempre sobre los mismos temas de siempre.

 

            C. Orar por las mismas cosas es normal

 

1. Aclaramos: el problema no radica en que oremos por las mismas cosas de siempre. Orar de una manera rutinaria por las mismas personas y circunstancias es normal. Es normal que sea así porque nuestra vida tiene a gravitar alrededor de las mismas cosas: el trabajo, los hijos, las enfermedades, las amistados, la iglesia, los hermanos, el dinero, etc.

 

            D. Decir las mismas cosas siempre es aburrido

 

1. El problema no es que oremos por las mismas cosas siempre, sino que usemos las mismas palabras siempre cada vez que oramos por las mismas cosas de siempre. Claro está, aclaramos. Orar por las mismas cosas con las mismas palabras no necesariamente es erróneo. Jesús lo hizo así. Mateo 26:44 “Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.” Aquí vemos a Jesús orando por tercera vez y diciendo las mismas palabras. La circunstancia demandaba que fuera así. Y en nuestra vida esto ocurre. Pero cuando las circunstancias varían, nuestras palabras deben de variar. Jesús no usaba las mismas palabras siempre en todas las circunstancias. Pero, ¿por qué repitió aquí lo mismo con las mismas palabras? La repetición implica un fuerte deseo y anhelo por lo que está pidiendo. Su oración no fue superficial. El no pidió ni se olvidó de lo que pidió, sino que al orar por lo mismo indicó la fe y la esperanza de recibir lo pedido.

 

2. Pero si Jesús repitió las mismas palabras no es hacer una vana repetición prohibida por Jesús mismo en Mateo 6:7 que dice “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos”.  ¿Qué es lo que se prohíbe aquí? Se prohíbe dos cosas: usar vanas repeticiones, es decir, repetir las cosas como el papagayo sin que medie el corazón. Segundo, el pensar que porque yo repito lo mismo eso es la base de la aceptación de Dios. Es como si yo comprara a Dios. Es como si fuera un talismán mágico.

 

3. ¿Cuál es el método que vamos a utilizar? El método es usar las mismas palabras que Dios nos da en su revelación y devolvérselas a Dios. Dios nos las dio y nosotros se las devolvemos. Y las palabras que por excelencia son una guía poderosa en la oración son las que aparecen en los salmos. ¿Por qué los salmos? Porque los salmos son un manual de cánticos y de oración. Los salmos son un himnario inspirado por Dios. Y aunque la oración es un acto de adoración distinta a cantar no cabe la menor duda que están íntimamente conectadas. Y podemos orar los cánticos. Como cuando cantamos que mi vida entera esté consagrada a ti Señor, podemos y deberíamos estar orando este himno. Así que el método que vamos a estudiar es en primer lugar el orar los salmos y luego orar otras partes de la Biblia.

 

II. El Método en Práctica

 

1. Gordon Wenham: “Los Salmos fueron diseñados para ser orados”.

 

2. Un ejemplo de orar los salmos. Escogemos el Salmo 23. Leemos el primer versículo que dice: “Jehová es mi pastor”, y luego oras algo como esto: Señor, quiero agradecerte que Tú eres mi pastor. Tú eres un buen pastor. Me has pastoreado toda vida. Gran Pastor, por favor, pastorea a mi familia hoy: guárdalos de las costumbres del mundo; guíalos en los caminos de Dios. No los metas en tentación, mas líbralos del mal. Oh, Gran Pastor, oro por mis hijos; llévalos a ser Tus ovejas. Que te amen como su pastor, como yo lo hago. Señor, por favor, pastoréame en la decisión que está delante de mí con respecto al futuro. ¿Realizo este cambio o no? También oro por los que nos pastorean en la iglesia. Por favor, pastoréales mientas ellos nos pastorean a nosotros.

 

3. Y así sucesivamente mientras reflexionas en las palabras. Después sigues que la siguiente línea: “Nada me faltará”. Y quizás oras así: Señor, gracias porque nunca he pasado necesidad. No me han faltado muchas comidas. Todo lo que soy y todo lo que tengo ha venido de Ti. Pero yo sé que te agrada que traiga mis cargas delante de Ti; por eso, ¿proveerías para mis finanzas a fin de poder pagar las cuentas, la escuela y el auto?

 

4. Claro está, podemos ampliar mucho más esta oración si incluimos a los hermanos que tienen necesidades y/o a los hermanos que están siendo perseguidos en diversos países, etc.

 

5. Luego seguimos con el Salmo: podemos coger el versículo 2 completo o partes del mismo. El dos completo dice: “En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará
”. Y podrás orar así: Gracias Señor porque yo sé que diriges mi vida. Provee Señor la paz y la serenidad que mi alma necesita. Cálmame de ansiedades. Permíteme experimentar Tu paz. Ayúdame a estar satisfecho con las cosas que me das. Y ayúdame a descansar en ti. Tú eres el único que puede satisfacer plenamente mis necesidades. Satisface las necesidades de tu pueblo, de mis hijos. Gracias por la provisión de alimentos que me suples constantemente. Sigue supliéndonos con los pastos verdes de tu palabra por medio de aquellos que Tú has llamado a enseñar en tu iglesia.

 

6. Y así seguimos hasta que terminemos el salmo. Y cuando lo haces así, no te faltará nada que decir, y lo mejor de todo es que nunca dirás las mismas cosas de siempre sobre los mismo de siempre.

 

7. ¿Qué es lo que estamos haciendo? Lo que hacemos es tomar las palabras que se originaron en el corazón y la mente de Dios, y las haces circular a través de tu corazón y mente de regreso a Dios. De este modo, Sus palabras vienen a ser las alas para tus oraciones.

 

III. Más sobre el Método

 

1. John Piper: “Abre la Biblia, empieza a leerla, haz una pausa en cada versículo y conviértelo en una oración”.

 

2. Así que orar la Biblia no es otra cosa que ir a través de cada línea hablando con Dios acerca de todo aquello que venga a tu mente mientras lees el texto. Siempre teniendo presente el significado del pasaje. No es tomar una frase y darle el significado que yo quiera. Y usar las palabras fuera del contexto. Por eso según leemos cada porción de las escrituras debemos tener presente el contexto. Y a veces debemos leer más de un solo versículo a la vez para entender el mensaje y luego regresamos para orar con entendimiento ese versículo.

 

3. ¿Qué pasa si no entendemos el versículo? Sigue adelante y pasa al siguiente versículo. Y si el versículo es claro de entender, pero no sabes por qué orar con ese versículo, pasa al siguiente. Según vamos leyendo toda la Biblia, nos vamos familiarizando con su mensaje y nos capacitará a orar con mayor entendimiento. No es absolutamente necesario que ores por cada versículo ni que tienes que terminar todo el salmo antes de finalizar la oración. Imagínate orar por todo el Salmo 119 de una sola sentada.

 

4. Claro está, Dios dirige nuestra vida de oración. Por eso Pablo nos dice en Romanos 8:26 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”  El Espíritu nos capacita a pedir, pone ideas en nuestra mente, personas por quiénes pedir, cosas por qué pedir. Así que mientras leemos una porción de la Palabra vendrán ideas y personas por quienes pedir al tener presente una palabra de la Biblia que nos recuerda esa otra cosa. Por ejemplo. Si estamos leyendo el Salmo 107:34 “La tierra fructífera en estéril,
Por la maldad de los que la habitan.”
De momento viene a tu mente una amiga que es estéril y oras por ella. Porque el Salmo trata acerca de cómo Dios cambia las cosas, aunque el pasaje dice que Dios maldijo la tierra fértil por causa del pecado o la maldad de los que allí viven. Y la referencia es a Deuteronomio y la maldición que Dios prometió por causa del pecado. Deuteronomio 28:22-23 “Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.
Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.”
Pero el principio es que Dios cambia las cosas y las transforma. No asociemos la esterilidad de la amiga por causa del pecado. Aunque el pasaje así lo conecta como una relación de causa y efecto.

 

5. ¿Y qué de los Salmos Imprecatorios? ¿Qué son los Salmos Imprecatorios? Son los salmos en los cuales el salmista invoca el juicio de Dios en contra de sus enemigos, personas que se presumen que también son enemigos de Dios. El principio está basado en Génesis 12:3 “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré”. Esto es parte del oficio de Rey de Jesús. Dice el catecismo Menor de Westminster pregunta y respuesta 26,
P. 26.   ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Rey? Cristo ejercita el oficio de Rey sujetándonos a sí mismo, rigiendo y defendiéndonos, y restringiendo y venciendo a todos sus enemigos y los nuestros. Es decir, los enemigos de Dios son nuestros enemigos y nuestros enemigos son sus enemigos. Pero, cómo podemos orar a través de un salmo que dice: “Dichoso el que tomare y estrellare tus niños
Contra la peña” Salmo 137:9. Salmo 58:6 “Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.”
En primer lugar, no debemos hacerlos en forma individual. El salmista ora no como individuo sino como miembro del pueblo de Dios. En segundo lugar, debemos verlo como parte de la oración del Padre nuestro que dice: “Venga tu reino”. ¿Qué pedimos allí? CMW. 102. En la segunda petición que dice: 'Venga tu reino", rogamos la destrucción del reino de Satanás; el progreso del reino de gracia; que nosotros y los demás hombres seamos introducidos y conservados en éste; y que venga pronto el reino de gloria. En otras palabras, pedimos que Dios haga justicia sobre aquellos que se oponen al evangelio. Podemos orar así: “Señor, estoy de Tu lado y contra Tus enemigos. Deseo Tu justicia y rectitud para ganar la victoria final sobre el pecado y la rebelión en Tu contra”.

IV. Orando los Salmos

 

1. Ben Patterson: “Al orar los Salmos de regreso a Dios, aprendemos a orar en sintonía con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”.

 

2. Estamos orando los Salmos porque ellos fueron dados para que la Iglesia aprenda a adorar a Dios. En los Salmos, nuestras emociones están retratadas allí. Todas las emociones que nosotros hemos sentido seas: temores, ansiedades, frustraciones, alegrías, confianzas, felicidades, desorientación, soledad, depresión, esperanza, etc., están presentes en los salmos. Por eso los salmos son uno de los libros más queridos por la Iglesia. Me hablan a mí y me siento que no estoy solo cuando me siento de tal manera. Por eso estamos dedicando tiempo a orar por los Salmos.

3. Ahora bien, la meta es orar los salmos. Y el libro de los Salmos contiene 150 salmos. La única manera de lograrlo es desarrollar un método que nos ayude a leerlos todos. Y este método debe ser uno que nos ayude, de una manera fácil, seleccionar los salmos o el salmo que voy a orar. Podemos sentarnos a buscar qué salmo debo/quisiera orar hoy, y la tarea podría ser algo frustrante. Imagínate considerar cuál de los 150 salmos debería orar hoy. Por eso el autor desarrolló un método simple que nos puede ayudar a seleccionar candidatos a lectura para cada día. El sugiere el método que él llama: “Los Salmos del día”.  

 

4. ¿En qué consiste? El método es tener que escoger, en vez de 150 salmos a la vez, solo escoger 5 salmos a la vez. Es más fácil y lo podemos hacer con gran rapidez, tal vez en 30 segundo. Nos dice: considera los 150 salmos y divídelos en 30 días (debido a que la mayoría de los meses tienen, al menos, 30 días); esto da como resultado cinco salmos por día. El primer salmo es aquel que corresponde con el día del mes. Hoy estamos a 16 de febrero. Eso significa que el primer salmo sería el Salmo 16. Para llegar a tu segundo salmo, solo le añades 30. ¿Por qué 30? Porque hay treinta días en el mes. Así, 30 más 16 es 46. Entonces el segundo salmo que explorarías sería el 46. Ya tenemos 16, 46 y le seguimos añadiendo 30 más hasta que tengamos 5 salmos como opciones para orar. Así que los salmos a considerar en el día de hoy serían: 16, 46, 76, 106, 136.  Hermanos, esto es un método sugerido. Es un método que nos debe simplificar el orar por los salmos.

 

5. ¿Cuáles son los beneficios de este método?

 

            a. Sin importar cuán cansado, soñoliento i distraído estés al momento de orar, con este método sabrás cuáles 5 salmos debes considerar en cualquier día.

            b. Te permitirá toparte con cada uno de los salmos de manera regular y sistemática.

 

6. Saquemos un momento para orar el Salmo 16:1-6. ¿Cómo oraríamos este salmo?

 

            a. “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado”. 

 

            b. “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.” 

 

            c. “Para los santos que están en la tierra, Y para los íntegros, es toda mi complacencia”. 

 

            d. “Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios.  No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.”

 

            e. “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.”

 

            f. “Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.”

 

V. Orando otras Secciones de la Biblia

 

1. John Piper: “Para mí es absolutamente esencial que mis oraciones sean guiadas, saturadas, sostenidas y controladas por la Palabra de Dios”.

 

2. Muchas de las cartas del NT contienen oraciones del apóstol Pablo, entre otros. Estas cartas pueden ser oradas por los creyentes tal y como están escritas en el texto (Ef. 1:15-23; 3:14-21; Fil. 1:9-11). Mucho del contenido de estas cartas requiere muy poco esfuerzo para personalizarlas en oración. Pero, es normal que requieran una pequeña modificación adicional. ¿Por qué? Porque normalmente los salmos son dirigidos al Señor y pueden ser orados palabra por palabra. Pero con las cartas hay que hacer una pequeña modificación. Por ejemplo: Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. No es una oración dirigida a Dios sino a la Iglesia. Para convertir este versículo en oración, no se requiere más que palabras como estas: “Gracias, Señor, porque soy libre de la condenación por Cristo Jesús”.  Nunca olvidando lo que Pablo dijo en 1 Corintios 14:15 “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento.

 

3. ¿Cómo oraríamos 1 Tesalonicenses 2:1? “Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana”. Podríamos orar así: “Gracias, Señor, por aquel siervo que me trajo el evangelio. Gracias por su fidelidad al compartir las palabras de vida eterna en Jesús. Gracias por abrir mis ojos a mi necesidad de Tu salvación para que no reciba Tu evangelio en vano.”  

 

4. Ahora bien, hemos visto los Salmos y las cartas del apóstol Pablo. Estos contienen dos géneros literarios distintos: poesía, cartas. ¿Y cómo podemos orar el género literario conocido como la narrativa? A diferencia de los géneros ya visto, el género de la narrativa requiere que hagamos otras modificaciones. Por ejemplo, vayamos a Juan 5:1 “Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.” ¿De qué podemos orar con esas palabras? Lo mejor y más correcto es leer la sección completa para poder tener un entendimiento del pasaje y así orar con entendimiento. Por tanto, leeremos los primeros 9 versículos. Y entonces orar por las ideas amplias, es decir, las grandes pinceladas de esta narrativa. Y ver también cuál es la idea central del pasaje y orar por ella. Por ejemplo, en el caso de Juan 5:3 se menciona que En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, y esto nos podría llevar a orar por alguien enfermo que conocemos, etc.

 

 

VI.  Evaluando la Experiencia

 

1. J. Graham Miller: Para frescura de expresión, para amplitud de comprensión, para elevación del pensamiento, para intimidad del corazón, no hay oración como aquella que se forma a sí misma en las palabras y los pensamientos de las Escrituras.

 

2. ¿Has practicado lo que se te ha enseñado? ¿Has sacado tiempo para orar un salmo en estos días? Si no lo has hecho, hoy lo vamos a hacer. Los salmos para hoy son: el 23, 53, 83, 113, 143. Saca un momento de tu tiempo ahora para que hojees los salmos y escoge uno para orar en estos momentos. Vamos a orar por 10 minutos el salmo que escogiste.

 

3. Testimonios de los que han orado los salmos:

            a. Mi mente ya no divaga

            b. Mi oración fue más acerca de Dios y menos acerca de mí

            c. El tiempo fue demasiados corto

            d. Parece una conversación real con una persona real

            e. El salmo habló de manera directa sobre mi situación actual

            f. He pensado más en lo que la Biblia dice

            g. Tuve mayor certeza de que estaba orando de acuerdo a la voluntad de Dios

            h. He orado por cosas por las que normalmente no oro

            i. Ya no digo las mismas cosas de siempre sobre los mismo de siempre

 

4. El testimonio de Jesús es la Cruz. Mientras Jesús estaba en la Cruz se cumplía todo lo que Dios había revelado en el AT acerca de su muerte. Durante el tiempo que estuvo colgado en el madero Jesús pronunció siete palabras o siete pequeñas oraciones. El no solo pronunció esas palabras, sino que oró esas palabras. Tenemos que una de las siete palabras fue una cita del Salmo 22:1 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. (Mateo 27:46). Este salmo mesiánico se cumple no solo en el versículo 1 sino también en otros versículos. Por ejemplo: Salmo 22:7-8 se cumple en Mateo 27:39, 43. Salmo 22:18 se cumple en Mateo 27:35. Y al finalizar su calvario en la Cruz Jesús dice en Lucas 23:46 “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, lo cual es una cita del Salmo 31:5.   En todo esto vemos cuán queridos eran los salmos al Señor Jesucristo.

 

5. El testimonio de la Iglesia en el libro de los Hechos. Cuando fueron libertados Pedro y Juan fueron a los suyos y levantaron la voz para orar. Busquemos Hechos 4:24-30 “Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.” ¿Qué hizo la Iglesia? La iglesia oró el Salmo 2:1-2. Jesús, los apóstoles y la Iglesia primitiva oraban los salmos. ¿Y nosotros qué haremos?